educación musical
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No está en Viena, ni en Salzburgo, ni en Praga, ni en Milán, ni en Leipzig, ni en París, ni en Londres, capitales europeas en las que piensa cualquier amante de la música clásica. El centro educativo con mayor dotación musical escolar de Europa está en Sevilla, data de 1886 y se denomina Colegio Internacional de Sevilla - San Francisco de Paula. Con más de 1.000 instrumentos de todas las especialidades, este centro presume de tener la mejor ratio de instrumentos musicales/alumno de todo el continente, lo que permite que la práctica musical esté totalmente integrada dentro del proyecto educativo y que todos los alumnos puedan tocar desde los tres años un instrumento.
Aunque en realidad el contacto directo con la música de los niños que se preparan en este colegio empieza antes: los alumnos de cero a dos años reciben un concierto diario en directo, impartido por los docentes, con el que se pretende que empiecen a desarrollar sus capacidades auditivas. Posteriormente, los alumnos de 3 años comienzan la práctica instrumental con instrumentos de cuerda y con 5 años pueden optar a la asignatura de Conjunto Instrumental. De desde los 7 a los 11 años los alumnos diversifican a los instrumentos sinfónicos y a los 11 años los alumnos deciden entre la rama de Artes Visuales o Música. Finalmente, en Bachillerato, los alumnos pueden elegir la especialidad de Música y Sonología.
Pero al mismo tiempo los alumnos con mayor interés y capacidades tienen la posibilidad de integrar en su horario de clase los estudios de preparación para el acceso a la Escuela Superior de Música. Dicho de otra forma, se trata de que los alumnos con vocación musical no necesiten ir al Conversatorio a recibir clases fuera de su horario lectivo. Para ellos, el colegio ofrece de forma opcional la posibilidad de seguir un 'Plan Integrado de Música', que permite al alumno que llega al final de la etapa de Secundaria (quince años), o sea, dos años antes de lo habitual, tener las capacidades suficientes para acceder a las enseñanzas superiores de música equivalentes al grado universitario. Dentro de este Plan los alumnos reciben Clases de Coro, Conjunto Instrumental, Lenguaje Musical, Música de Cámara, Armonía, Análisis, Orquesta de cuerda o banda e Historia de la Música en grupos reducidos dentro del horario, además de adaptación individual según el grado de avance musical de cada alumno. Durante el Plan se combinan las clases individuales de instrumento con las grupales de conjunto coral e instrumental y de análisis y teoría. Según el nivel musical de partida, cada alumno ve además individualizado su programa.
Una apuesta disruptiva
Este enfoque práctico de la enseñanza musical, y central dentro del currículo, contrasta con el modelo habitual de enseñanza musical en el sistema educativo español, en el que la adquisición de destrezas prácticas en horario escolar a lo que más llega es a la flauta dulce. Dándole completamente la vuelta a esta situación, este colegio sevillano, que se salió hace años del sistema educativo español para poder tener más libertad de configuración del programa académico, ha convertido el aprendizaje práctico en un pilar fundamental de su proyecto educativo. «El enfoque pedagógico de nuestro centro es que los alumnos sean capaces de aplicar el conocimiento y hacer cosas prácticas y creativas con él y a este criterio no debe ser ajeno la música», explica su director, Luis Rey Goñi. Para ello, este centro ha venido adquiriendo en los últimos cursos cientos de instrumentos orquestales: violines, violas, chelos, contrabajos, flautas, oboes, clarinetes, trompas, trompetas, trombones, tubas, arpas celtas…
La apuesta de este centro es disruptiva porque se levanta contra uno de los falsos mitos sobre el aprendizaje musical: el de que hay que estar especialmente dotado para tocar un instrumento. Sin embargo, no es así. «Para estudiar música solo hay que tener un mínimo de oído y sentido. El resto es cuestión de buena enseñanza y de trabajo», afirma el director de este centro, que señala que la limitación que tiene el aprendizaje práctico musical en la educación «no es una cuestión de talento de los niños, sino una cuestión de los recursos que se quieran o puedan dedicar para lograrlo, además del esfuerzo personal del propio alumno».

Luis Rey compara la transformación en la enseñanza musical que están llevando a cabo en su centro con la que supuso en su momento la incorporación del bilingüismo con profesores nativos, gracias a la cual hoy todos los alumnos de este centro llegan a Décimo con un nivel mínimo B2 de inglés (y más del 50% con el C1 o el C2). «Entonces, como ahora, también nos proponíamos que los alumnos fueran capaces de usar la segunda lengua de una forma cotidiana, no que estudiaran inglés, sino que estudiaran en inglés, que es muy distinto, y sobre todo que usaran el inglés para comunicarse. Con la música pretendemos algo similar, no solo que los alumnos entiendan la música sino que sean capaces de interpretarla».
Acuerdos de mecenazgo
La relación del Colegio Internacional de Sevilla - San Francisco de Paula con la enseñanza musical se remonta a tiempos del abuelo del actual director, Luis Rey Guerrero, un verdadero melómano que plantó en la institución la semilla del interés por la música. Por ello, la atención prioritaria a la música ya formaba parte del proyecto educativo del centro, así como también la orientación práctica, pero de una forma más limitada que sólo en los últimos años se ha visto exponencialmente incrementada.
El amor de ese centro por la música se extiende más allá de su proyecto educativo y se transforma en un firme compromiso de apoyo con las instituciones musicales de su ciudad. Este centro, que cuenta con una proporción de docentes y alumnos internacionales muy superior a la media de la ciudad, está sin embargo fuertemente imbricado con su ciudad, tanto histórica como culturalmente. Y en el fomento de la música en la ciudad, es el único centro educativo que mantiene acuerdos de mecenazgos con sus principales institucionales musicales: el Teatro de la Maestranza y la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS). Acuerdos de los que se benefician todos los sevillanos y también los propios alumnos, que tienen la suerte de poder acudir a los ensayos generales de algunas óperas y conciertos.
Asimismo, y a través de su Fundación, el Colegio lidera la Joven Orquesta Sinfónica de Sevilla (JOSS), dirigida por el maestro Michael Thomas, con un amplio palmarés de conciertos. «La JOSS-JOIS se nutre, en su mayoría, de alumnos de Conservatorios Profesionales y Superiores, aunque cada vez cuenta con más alumnos del Colegio entre sus filas». Finalmente, la última novedad en el área musical ha sido el lanzamiento de un Coro Polifónico, y que se nutrirá de alumnos, familias, antiguos alumnos y colaboradores cercanos al centro. Este Coro se sumará a una Escolanía ya existente, que ofrece regularmente conciertos de voces.
El objetivo de este enfoque trasciende en todo caso el aprendizaje musical porque sus beneficios son transversales para todas las áreas de conocimiento. La constancia, la creatividad, la organización para el estudio, el trabajo en equipo, la madurez y la responsabilidad se ven potenciadas en el aprendizaje musical. «Que la música tiene numerosos beneficios para el desarrollo personal de los niños no es ningún secreto», explica Rodrigo Pacheco, jefe del Departamento de Artes Escénicas, quien subraya que, desde el punto de vista estrictamente fisiológico, se sabe, por ejemplo, que la práctica musical ayuda a los estudiantes a desarrollar el cerebro y a mejorar sus aptitudes académicas. La música favorece las habilidades del lenguaje y el aprendizaje matemático, pues los ritmos, los tiempos y las notas son, en definitiva, matemática pura.
Asimismo, en el plano psicológico y emocional, «el simple hecho de practicar un instrumento no sólo ejerce efectos benéficos en la creatividad, imaginación, flexibilidad e inventiva, sino que también estimula la determinación, la perseverancia, el valor del trabajo en equipo y la responsabilidad», afirma esta docente. Además, la persona que se desarrolla en la música amplía la seguridad sobre sí misma y su autoestima, fruto de la relación con otras personas y la pertenencia a un mismo grupo o entorno social. Asimismo, la música potencia la sensibilidad y los valores estéticos y descubre al alumno otra manera de expresarse, y potencia la capacidad de expresión emocional y de transmitir estados de ánimo.
El conocimiento y el control del cuerpo es otro de estos beneficios. «Se puede aprender hasta dónde llegan nuestras habilidades, nuestros límites. Y lo que es más importante, se aprende también que, con la constancia y la perseverancia, las limitaciones pueden superarse», manifiesta Rodrigo Pacheco. «Está claro que el hecho de aprender la música puede ser altamente beneficioso para cualquier niño», concluye.
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