Su Eminencia pide auxilio por la droga, la venta ilegal y la falta de seguridad del barrio
Los vecinos llevan años clamando contra las autoridades políticas y policiales y los hay comerciantes que ya no abren por las tardes por temor tanto a su propia integridad como a la de sus negocios
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La degradación y la delincuencia, mayormente a través de la venta ilegal que sigue sin castigarse, y que vienen sufriendo en sus carnes los vecinos del sevillano barrio de Su Eminencia, que comparte distrito con el Cerro, no conoce límites ni fronteras. Las personas ... que conviven en esta zona sensiblemente estigmatizada por los bajos niveles de renta y la vulnerabilidad más extrema, puesto que se recuerda que es uno de los barrios más pobres de toda Sevilla, llevan varios años quejándose por lo civil del abandono institucional que se traslada luego a la realidad del día a día en sus calles, especialmente en la que incumbe a la calle Ingeniero la Cierva, una especie de acceso coyuntural con palmeras a sus costados al que se ciñen escuetas calles aledañas a través de las cuales hay barra libre en cuanto a la venta ilegal se refiere por la falta de presencia policial y la degeneración del entorno. La venta de droga ya sea de día o de noche campa a sus anchas y las reclamaciones de quienes allí viven no han cesado, pero no hay hasta el momento administración local de uno u otro color que tome el toro por los cuernos y frene el empobrecimiento global de la comunidad ni tampoco existe protección policial mínima que disuada a quienes están en algunos de los focos de venta más importantes de Su Eminencia, como son la calle Azorín y varias vías perpendiculares a ésta.
La disposición geográfica de este barrio hispalense, con calles levemente alejadas tanto a Ingeniero de la Cierva como a la avenida de la Plata, y que están escondidas al trasiego diario del gran acceso contribuye a que la venta ilegal se propague con mayor facilidad independientemente de la franja horaria que sea. Un largo paseo por el interior de algunas de sus calles como Vasco de Gama, Ortega y Gasset o Ricardo Palma basta y sobra para comprobar cómo la delincuencia y la insalubridad son las dos grandes protagonistas de una barriada marcada por la presencia de varias personas sintecho, otras extranjeras y la ausencia palpable de familias que habiten al menos en aquella zona tan señalada. Es difícil, francamente difícil encontrarse niños en esta zona olvidada de la capital sevillana, donde hay vecinos que denuncian las peleas continuas y el consumo de drogas y alcohol en la vía pública que lógicamente lastra la vida hasta llegar al punto del abatimiento total por parte de quienes siguen pese a todo alzando la voz. Hablan a su vez con inmensa tristeza quienes buscaban acabar con esta lacra que algunos colegios han tenido que echar el cierre algunos días por falta de seguridad.

Se puede comprobar en primera persona en la calle Ingeniero la Cierva cómo la limpieza brilla por su ausencia, no sólo en el pavimento de las carreteras sino también en las aceras. Si bien están tratando de regular el mercadillo que suele instalarse a lo largo de esta arteria principal de Su Eminencia, algo minimizado al menos el día de la elaboración de este reportaje, los olores siguen persistiendo y las ventas ilegales siguen produciéndose por la escasa vigilancia que allí se ofrece. También hay otro mercadillo en la explanada existente junto a la calle Guayaquil con objetos de dudosa procedencia. El lamentable estado de los contenedores y los 'rebusca', según el Ayuntamiento, tampoco ayudan, y por denunciar, los vecinos denuncian hasta el mal estado de las palmeras que allí mismo se levantan. Ramas caídas y bancos en muy mal estado también hablan a las claras de la urgencia que supone rehabilitar integralmente este barrio, cuya solería también deja francamente mucho que desear. Echan en falta en este sentido los vecinos de este barrio tan precario un plan de choque que primero garantice la seguridad ciudadana de al menos unas 15.000 personas que son las que allí constan por censo; segundo, acabe con la venta de droga que se extiende por latitudes muy fáciles de vislumbrar a simple vista, por la indiscreción absoluta que reina en los trapicheos; y tercero reanime el espíritu de un barrio que ya de por sí tiene una renta muy baja con respecto a otros, y que no está dispuesto a bajar los brazos hasta conseguir que la vida sea mucho más digna de lo que hasta ahora tienen que admitir.
Solos luchando por su barrio
Desde el cruce de los Gavilanes hasta el de la Plata, en la confitería 'Petisú', se volvió a juntar el pasado jueves por segunda vez en dos semanas parte de los miles de usuarios del barrio que se ven afectados por esta casuística a la que de momento no le dan arreglo, y se esperan otras dos movilizaciones a las que se adherirán otros barrios futuros que también se ven influidos por problemáticas muy similares. Es la asociación 'Yo lucho por mi barrio' ha convocado una manifestación el 17 de junio a las 20.00 contra el abandono de la avenida, donde se sigue amontonando la suciedad pese a los intentos vanos de Lipasam en reconducir la situación. También tendrán otra más grande en septiembre. Pequeños empresarios como carnicerías, herboristerías o peluquerías inciden a su vez en la dificultad que muchos días se encuentran para poder vender, a tenor del alto grado de enseres, bolsas y cartones que se van arremolinando frente a los negocios.

A ello tampoco ayuda el escaso margen viario del que consta la acera, pero lo realmente dramático para estos vecinos sevillanos es tener que decidir si merece la pena o no abrir por las condiciones en las que se presenta su producto de puertas hacia afuera. De hecho hay imágenes de autónomos frustrados limpiando la basura que arrojan otros durante todo el día. Reflejan por otro lado en Su Eminencia que por la tarde y especialmente por la noche se multiplican las actividades de venta ilegal, con la impunidad que ello supone para los delincuentes y el hartazgo generalizado que representa para quienes tienen que sufrirlo porque lo ven desde sus propias ventanas, sin necesidad casi de salir de sus domicilios. Concurrió en la penúltima manifestación la Asociación Entre Lindes, la cual compone una veintena de asociaciones de distinta tipología procedente de la zona del Cerro del Águila, aunque se espera que en la movilización prevista para septiembre también sumen adeptos con asociaciones procedentes de las Tres Mil, El Trébol, La Negrilla, Los Pajaritos o las AMPAS de otros barrios sensibilizados con este tema como es la de Nervión.
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