La emoción de la imagen a través de la mirada de dos fotógrafas
La galería Rafael Ortiz presenta 'Seeings of Motion and Stillness' una exposición de Elisabeth McMillan y Gisela Loewe
Curro González inaugura una exposición retrospectiva con obra inédita

Desde que se inventó la fotografía el ser humano ha ido intentado plasmar la inmediatez de lo que pasa a su alrededor, bien con un objetivo testimonial o para construir nuestra propia memoria. Pero en el momento que la palabra arte se puso junto de de fotografía, cambió el sentido, y desde entonces la fotografía busca reinterpretar la realidad y transformarla en imágenes.
'Seeings of Motion and Stillness', una exposición conjunta de las fotógrafas Elizabeth McMillan y Gisela Loewe, que podrá visitarse del 28 de mayo al 20 de junio de 2025 en la galería Rafael Ortiz.
Elisabeth MacMillan (Cleveland, Ohio, 1941), fotógrafa estadounidense, tiene una importante relación con Sevilla ciudad de su primer marido el arquitecto Víctor Carrasco ya fallecido. Por esa razón, tres meses al año vuelve a su casa del centro de Sevilla desde su residencia habitual en San Francisco.
Médico de urgencias de profesión, su obra fotográfica se desarrolla desde el sentido del desplazamiento: la cámara en movimiento, el coche en marcha, la ciudad vista desde el tránsito. Desde sus primeros trabajos analógicos hasta sus actuales imágenes digitales, en las que combina el temblor de su pulso con técnicas como el 'panning'.
«La gente dice que mis fotografías parecen cuadros. Al principio, hace cuarenta años, podía conducir y fotografiar al mismo tiempo. Ahora ya no puedo. Mis fotos son el movimiento, pero es la fotógrafa la que se mueve, no es la persona. Todas las fotos están hechas desde el coche, y es mi marido el que conduce y yo voy mirando y disparo mi cámara. Incluso me he hecho un autoretrato que me he hecho reflejada en el retrovisor del coche mientras también se ve el paisaje».
Se fascinó muy joven por la fotografía mirando las fotos en el cuarto oscuro de su hermano mayor, «cuando vine a España por primera vez en 1971 mi entonces amigo y que luego fue mi marido, el arquitecto sevillano Víctor Carrasco, me introdujo en su grupo de artistas de Sevilla entre los que estaba Pepe Soto, Carmen Laffón, Teresa Duclós, Ignacio Tovar, Gerardo Delgado..., era el grupo de Juana Aizpuru. La España de aquella época me encantó, me pareció fascinante y me quedé primero dos años. Después, en 1985 hice dos exposiciones con Juana de Aizpuru, una en su galería de Sevilla y otra en Madrid».
Pero tuvo que volver a Estados Unidos para ejercer su carrera de Medicina, «quería ser médico pero siempre lo de la fotografía estaba en mi, aunque es verdad que hice menos fotos, y también empecé a tener este temblor que aún tengo ahora e intenté fotografiar con trípode, pero no me gustó. No podía hacer fotos con este temblor. Murió Víctor y años después me volví a casar y mi actual marido me convenció de retomar la fotografía y así hice».
Dice que es una persona con muchos intereses, «pero sobre todo me interesa la gente, y eso tiene mucho en común con mi profesión de médico. Mis fotos tienen siempre una persona, aunque nunca como un retrato tradicional, tienen otro gesto.
En 2005 falleció su marido sevillano, con quien tuvo una famosa casa en Bornos, «el daba clases de arquitectura en San Francisco y todos los años veníamos. La casa de Bornos era su obra y la mía el jardín. Luego murió la madre de Víctor y me quedé con la casa de la plaza de la Alianza de Sevilla, y todos los años vengo por primavera tres meses, no he faltado ni un año».
Del panorama actual conoce bien a Guillermo Pérez Villalta y a Miki Leal, e hizo una exposición hace seis años en Cobertura Foto, «me interesa todo, me encanta la obra de Miki Leal y conozco muy bien a Curro González», dice la fotógrafa.
Gisela Loewe, una obra espontánea
Gisela Loewe (Heidelberg, 1957), vive a caballo entre Andalucía, Alemania y Grecia. En su obra propone una fotografía sin artificios, sin retoques, basada en la observación espontánea de la luz en su relación con el tiempo y el espacio. En sus imágenes, tomadas en escenarios tan diversos como el Báltico, Berlín o Sevilla, la luz revela geometrías fugaces y paisajes por descubrir.
Su obra responde más a la segunda parte del título de la exposición, la quietud y la calma. «Creo que mi parte tranquila se plasma en mi obra, que es contemplativa, porque mi carácter es inquieto. Mi mirada de todas las obras está influenciada por el mundo del arte. He vivido en treinta años en Colonia donde tuve mucho contacto con galeristas, músicos, artistas, algo que tenía poco que ver con mi trabajo, porque yo era juez. Pero lo que más me fascinaba era la fotografía, todos aquellos artistas que salieron de la Dusseldorf Fotoshule, una escuela fundada por Bernd y Hilla Becher que fueron los primeros en fotografiar y documentar la arquitectura industrial. De esa escuela surgirían artistas como Andreas Gursky, Thomas Ruff, y Candida Höfer«.
Gisela Loewe no trabaja con cámaras pesadas sino muy al contrario, saca sus fotos de forma espontánea, «simplemente estoy caminando y veo una imagen y la saco. Todas son instantáneas, es el juego de capturar la inmediatez, eso es lo importante. No llevo una cámara pesada, no, todas mis fotos son hechas en segundos y la mayoría de las veces las hago con el móvil. Las cámaras de un móvil de hoy día son mejores que las cámaras fotográficas de hace veinte años. Pero lo que quiero es captar situaciones efímeras y fugaces. Yo no muevo la cámara, disparo y ya está, y luego, eso sí, la recorto según el detalle que me interesa».
Cree firmemente que la fotografía ha educado su mirada, «por ejemplo en otra exposición me interesaban los reflejos, y la gran imagen la hice en el edificio de Arvo Pärt Center, el músico estonio, un edificio hecho por los españoles Nieto Sobejano, y ahí está todo, la naturaleza y la arquitectura».
Hace fotos desde hace más de treinta años, pero expone desde que se jubiló de juez hace diez. «Algo sí está claro, cuando estás con muchísima presión como cuando trabajaba, no tienes tanta capacidad de mirar, pero si estás relajada ves mucho más. Por ejemplo, uno de los mejores halagos que me hizo mi amigo Diego Alvarez fue que cuando miraba mis fotos veía más cosas por la calle. Yo capto la Naturaleza y también los edificios, estos son los dos pilares grandes, aunque no tengo una temática en general«.
En la exposición una foto de unos niños que juegan en el agua, «era en Estonia, y los ví de lejos, no me quise acercar pero hice las fotos con el horizonte, luego lo que hago es captar el detalle que quiero. Es una serie de treinta y cinco fotos con una luz mágica de la luz y la inocencia de los niños jugando con esa paz. Es ver la vida a través de una imagen muy tranquila, muy serena».
Las fotografías de Elisabeth MacMillan y Gisela Loewe dialogan de una forma natural en los muros de la galería de Rafael Ortiz. Una nueva mirada sin duda desde una forma de arte que llegó en el siglo XIX para quedarse.
'Seeings of Motion and Stillness'. Elisabeth McMillan y Gisela Loewe
Dónde: Galería Rafael Ortiz. Calle Mármoles, 10
Cuándo: del 28 de mayo al 20 de junio.
Horario: Lunes a viernes de 11 a 13,30 y de 18 a 21 horas
Entrada: libre
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