El motivo por el que Salva delató a Maje, 'la viuda negra', tras diez meses en prisión: «Mi madre reza para que no me falles»
Los dos condenados por el crimen de Patraix intercambiaron cartas en la cárcel antes de que el autor material cambiara su versión e incriminara a su amante
El caso de Maje, la 'viuda negra de Patraix': así se destapó uno de los crímenes más mediáticos del país
El asesinato de un policía en plena investigación del crimen de Patraix

El estreno en Netflix de 'La viuda negra' ha despertado de nuevo el interés por el caso real en el que se basa la película, uno de los más mediáticos de la crónica negra española. María Jesús -conocida como Maje- y su ex amante Salvador -Salva- fueron condenados a 22 y 17 años de cárcel, respectivamente, por planificar el asesinato del marido de ella. Fue él quien lo ejecutó -aunque recibió una pena menor porque se le aplicó una atenuante de colaboración- en un garaje del barrio de Patraix, en Valencia, el 16 de agosto de 2017.
Tal y como cuenta el largometraje, las escuchas telefónicas a ambos revelaron el 8 de noviembre de ese año la relación extramatrimonial entre la enfermera y el auxiliar de clínica, veinte años mayor que ella, casado y con una hija. Maje utilizaba un terminal diferente para hablar con él y una frase de Salva lo precipita todo: «Al final te vas a alejar un poco de mí porque yo siempre te lo voy a recordar». El 10 de enero de 2018 fueron detenidos.
«Mi madre sólo reza para que no me falles en el asunto que nos corresponde». «Mis padres confían en ti y en que preparemos una buena defensa». «Ya le di por carta el recado a mi madre de tu parte, no creas que tiene una mala imagen de ti, a pesar del final que ha tenido todo esto». «Hemos de superar esto juntos. Juntos entramos y juntos saldremos, me tienes para lo que sea, pero te necesito».
Son algunos extractos de las cinco cartas que Maje envió a Salva durante los primeros meses en la prisión de Picassent. Se leyeron durante el juicio, en octubre de 2020. «Todo el mundo quiere que yo me libre y que la culpe a ella». «Amo a tanto a Maje… Espero que algún día te cuente lo que he hecho por ella y todo lo que sería capaz de hacer aún», escribía su ex amante en una misiva dirigida a la compañera de celda de Maje, para evitar ser intervenida, pero cuya destinataria última era la condenada.
Hasta entonces Salva había asumido toda la responsabilidad sobre el crimen del ingeniero, como le había prometido a su amante, que defendió que conoció lo ocurrido después y que no lo denunció por miedo. Incluso, llevó a la Policía hasta el pozo en el que había arrojado el cuchillo con el que mató a la víctima. Pero a principios de noviembre de 2018, Salva cambió su versión ante el juez de instrucción para implicarla y situarla como una pieza clave en la planificación del asesinato, aportando incluso hasta unos mensajes inéditos hasta entonces.
Un relato que repitió -pidiendo perdón y «muy arrepentido»- ante el jurado popular que acabaría considerándolos a los dos culpables: ella le propuso el plan, le dio las llaves del garaje y consiguió que la víctima aparcara el coche allí tras un primer intento fallido un mes antes del asesinato. Mató al marido de Maje «para protegerla» del maltrato que decía sufrir y mintió después con el mismo fin «porque estaba enamorado» y «temía perderla». «En los medios es fácil oír que mujeres sin denuncias previas» mueren a manos de sus parejas y «creía que le podía pasar algo», aseveró en su declaración en la Audiencia de Valencia.
En ese lapso temporal entre el intercambio de cartas -se vieron incluso un día en los pasillos del centro penitenciario- y la confesión completa de Salva ocurrieron dos cosas. La primera de ellas, el silencio de Maje. La correspondencia entre ambos se frenó de golpe, ella empezó a relacionarse con otros presos y él se sintió utilizado.
El otro detonante, el principal, fue una conversación con su hija -antes de que cortara la relación con él- en la que le pidió que confesara: «Rectifiqué la declaración por que quería contar la verdad, como me había pedido mi hija». «Mi hija me decía que dijera siempre la verdad. Llevo un año sin saber de ella, pero le sigo haciendo caso», recalcó durante la vista oral.
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